25.1.09

The way out

Sigo buscando una manera de escapar a esta obsesión insana que me mantiene atrapada entre la yo que siempre he querido ser, la yo a la que le pronosticaba un futuro grande y feliz y aquella que soy ahora, llena de angustias de separación, de furia, de tristeza, de decepción. Por ahora, lo único que logro hacer es estirarme en mi cama, desentumeciendo el estopor de los músculos que se han contracturado un poco por estar inmóbil el día entero. Sigo pensando: "How could you..." Pero no encuentro respuesta. You, among all the others, after all we had been through. Ahora lo único que me queda es también agotar el torrente de lágrimas y suspiros que me agotan y luego me despiertan a las 5.30am; y luego, tal vez pueda recoger todo el polvo que había guardado en una caja, y comprobar que lo que vivimos no fue verdad.
Al final del día, las personas son sólo eso, personas. Capaces de cometer errores, de no cumplir con sus promesas, de mirar a los ojos y mentir, sin siquiera contemplar el daño que están causando. Es cierto, a veces uno no se detiene a pensar y simplemente actúa. Supongo que la decepción radica en ver las esperanzas destrozadas y el corazón despezado sobre una bandeja de plata; sobre todo cuando se trata de alguien en quien se ha confiado, en quien se ha depositado alma, corazón y cuerpo; alguien a quien uno quiso creer ciegamente que no era capaz de herir una vez más. Y sí, mi decepción nace de ti, y de haber sido yo tan ciega y tan inocentemente romántica para vivir de la idea que el amor es todo lo que importa y hace falta. Sólo me queda esperar que no todo lo que se hace es deliberadamente, que realmente la naturaleza humana es egoísta pero no cruel. Tu, eres ya sólo tu, nada más. Quisiera creer que alguna vez lo fuiste, pero ya no me queda la certeza ni tan sólo las ganas de vencer mis propias dudas.
Hace tiempo, alguna vez leí que la vida es sólo una especie de sala de estar, donde la gente entra, se queda un rato, te hace feliz o te proporciona miseria, o a lo mejor ambas cosas en un corto periodo de tiempo, y luego se va, dejando una huella que puede o no borrase. Yo, por mi parte, siempre quise pensar que no, que era una mentira inventada por aquellos fríos y calculadores que no sienten la pena de dejar a alguien ir. Pero hoy he cerrado la puerta y las huellas han desaparecido. Hoy, ya no eres nadie. Hoy murieron todos mis sueños.

1 comentario:

Ira the man dijo...

Chanclita, nunca JAMÁS imaginé estar de este otro lado. Pero desde ayer que estoy intentando siquiera empezar el proceso (todo empieza con la fuerza de voluntad) de cómo empezar a sanar cada parte que se tiene que arrancar de tu propio ser. Es difícil. Sientes que nadas contra la corriente, sientes que pisas aire y, al menos en mi caso, no sé cómo demonios saco fuerzas para empezar a hacer los cambios necesarios.
Sin embargo yo todavía quiero creer que el amor es lo único necesario. Talvez muera en el intento, pero jamás tendré la mirada patética de los demás mortales.
Un beso, comuniquémonos más?