31.1.09

Alma de groupie

Primer paso: comprar chelas y puchos. Estos dos funcionan como desinhibidores sociales que pueden llegar a introducirnos en un universo paralelo en el que todos se quieren, donde todo es posible y no hay más obstáculo que creer en uno mismo. Segundo paso: entrar en el estado de ánimo exacto; dispuesta a no quejarse, a no criticar, a aceptar que las cosas son como son por algún motivo que tal vez no entendemos todavía. Tercer paso: esperar a que el destino te juegue una buena pasada. Ayer, esa manía que tiene el azar de improvisar, hizo que la noche tranquila que había planeado en casa, se convirtiera en una noche con olor a música.
Ayer, el humo de los cigarros, las botellas vacías de chela y las risas poblaron el silencio de mi casa. Ayer, cuando tuve a 3 de los mejores guitarristas que conozco sentados en los bancos de mi cocina con las guitarras bajos las manos, sentí lo que siempre he sentido cuando veo los dedos de un músico deslizándose por los trastes de la guitarra, dedos ágiles que me hacen sonreír: la inevitable alegría de ver un genio indetenible creando melodías improvisadas que me llenan el alma. Los veo ahí, sumidos en concentración, con los ojos cerrados, un poco encorvados como para sentir la vibración más adentro del pecho y soy yo la que se infla de orgullo y se enamora un poquito de ellos, la que se queda atónita viéndolos dejar fluir un torrente de notas que no se detienen, la que los ve a la cara mientras cantan a voz en cuello, la que empieza el golpeteo con los dedos, como tratando de seguirlos con un beat suave y cadencioso. No hace falta más. Y es que tengo una especial debilidad por los guitarristas, sin importar el género. Tengo alma de groupie.

30.1.09

La historia con fin

Es extraño cómo funciona el destino. En este preciso momento, siento nuevamente ese extraño escalofrío que me invade cada vez que siento que las palabras escritas en nuestro libro de acontecimientos inexplicados se ven borrosas. No sé si debería de creer en él firmemente, como tal vez lo hice hasta hace media hora. Tantas coincidencias, tantos silencios, tanta incertitud. Tanto diciendome tantas cosas en las que alguna vez creí con ojos cerrados y que ahora se anuncian como señales que dirigen mi vida hacia otro camino lleno de obstáculos ocultos.
Sólo sé que sí, el destino escribe, pero también tiene páginas en blanco, que nosotros podemos llenar con nuestra fuerza o debilidad. Hoy, es tiempo de empezar a escribir en esas páginas un futuro como el que alguna vez ví: brillante, sin límites.
La historia que tantas veces sobre escribí, hoy ha llegado a un final. Ya no hay más páginas que pasar.

29.1.09

The masquerade is over

Hace algunos años, cuando la edad de la inocencia aún era tangible y solía disfrutar de las horas invertidas en ensayar las canciones que luego cantaríamos en los concursos de coro de mi colegio, cantábamos "The mascarade is over". Siempre me pareció una canción triste. Hoy, siento que alguien me robó la idea.
Hoy, después de escuchar el maullido de un gato que conquista con los ojos y las palabras pausadas, tuve la sensación de que quería volver a escribir poesía, aún cuando sé que no es mi fuerte.

Hoy,
Tu recuerdo es espuma amarga en el fondo de mi taza de café
es humo disperso que enrojece mi mirada perdida
es poesía y prosa teñidas de azul.

Hoy,
las memorias en mi diario pertenecen a una sombra enmascarada

irreconocible
enterrada en el pasado
entre visos de recuerdo inflamados de oscuridad.

Hoy, como nunca antes
he olvidado el sabor de tus manos sobre el lomo de mis versos,
tus besos se convirtieron en polvo,
tus palabras sonidos irreconocibles que se perdieron en el aire.

25.1.09

The way out

Sigo buscando una manera de escapar a esta obsesión insana que me mantiene atrapada entre la yo que siempre he querido ser, la yo a la que le pronosticaba un futuro grande y feliz y aquella que soy ahora, llena de angustias de separación, de furia, de tristeza, de decepción. Por ahora, lo único que logro hacer es estirarme en mi cama, desentumeciendo el estopor de los músculos que se han contracturado un poco por estar inmóbil el día entero. Sigo pensando: "How could you..." Pero no encuentro respuesta. You, among all the others, after all we had been through. Ahora lo único que me queda es también agotar el torrente de lágrimas y suspiros que me agotan y luego me despiertan a las 5.30am; y luego, tal vez pueda recoger todo el polvo que había guardado en una caja, y comprobar que lo que vivimos no fue verdad.
Al final del día, las personas son sólo eso, personas. Capaces de cometer errores, de no cumplir con sus promesas, de mirar a los ojos y mentir, sin siquiera contemplar el daño que están causando. Es cierto, a veces uno no se detiene a pensar y simplemente actúa. Supongo que la decepción radica en ver las esperanzas destrozadas y el corazón despezado sobre una bandeja de plata; sobre todo cuando se trata de alguien en quien se ha confiado, en quien se ha depositado alma, corazón y cuerpo; alguien a quien uno quiso creer ciegamente que no era capaz de herir una vez más. Y sí, mi decepción nace de ti, y de haber sido yo tan ciega y tan inocentemente romántica para vivir de la idea que el amor es todo lo que importa y hace falta. Sólo me queda esperar que no todo lo que se hace es deliberadamente, que realmente la naturaleza humana es egoísta pero no cruel. Tu, eres ya sólo tu, nada más. Quisiera creer que alguna vez lo fuiste, pero ya no me queda la certeza ni tan sólo las ganas de vencer mis propias dudas.
Hace tiempo, alguna vez leí que la vida es sólo una especie de sala de estar, donde la gente entra, se queda un rato, te hace feliz o te proporciona miseria, o a lo mejor ambas cosas en un corto periodo de tiempo, y luego se va, dejando una huella que puede o no borrase. Yo, por mi parte, siempre quise pensar que no, que era una mentira inventada por aquellos fríos y calculadores que no sienten la pena de dejar a alguien ir. Pero hoy he cerrado la puerta y las huellas han desaparecido. Hoy, ya no eres nadie. Hoy murieron todos mis sueños.